La Salud

La Salud

Un estado Natural.

Estar sano debería ser lo natural pues la mayoría de las personas vienen dotadas para mantener y conservar un buen estado de salud. Sin embargo, en la realidad cotidiana vemos que todos tienen alguna dolencia y deambulan entre consultas médicas y hospitales.

Algo nos quiere decir esta situación. Al parecer, estamos contraviniendo alguna ley natural que impide a nuestro organismo ocupar sus dotes innatas para conservar la salud. Algo tendríamos que cambiar para que pudiéramos disfrutar de una buena salud que nos permitiera realizar nuestra misión en la vida.

Hay muchas formas de mantenerse saludable y existen hábitos por todos conocidos que contribuyen a ello, como la práctica frecuente de ejercicio, comer en forma sana, evitar drogas dañinas como el cigarro y el alcohol, relajarse, respirar, tener un hobby

Pero hay algo más, algo que normalmente no relacionamos con la pérdida de la salud y que, sin embargo, los estudios más innovadores y recientes han descubierto que está íntimamente relacionado con la capacidad de conservar un estado óptimo de salud. Nos referimos al descubrimiento de que nuestras células «escuchan» lo que decimos, pensamos y sentimos, y reaccionan con salud o enfermedad de acuerdo a ello.

Nuestro cuerpo es un todo integrado y, por tanto, los órganos y sus componentes más pequeños -las células-, se enteran de todo lo que está ocurriendo no sólo a ni-

vel físico, sino también a nivel emocional, psicológico y espiritual. Nuestro cuerpo aplica de manera natural el antibiótico o el analgésico que necesitamos cuando sufrimos alguna lesión o el ataque de alguna bacteria, pero va perdiendo esa capacidad con los hábitos dañinos y las emociones y pensamientos malsanos.

Si vivimos permanentemente quejándonos, culpándonos y alimentando resentimientos, nuestras células empiezan a atornillar al revés. Por el contrario, si cuidamos y limpiamos las emociones, si nos quedamos sólo con lo positivo y no guardamos resentimientos ni tristezas en el alma, estaremos ayudando a que las células funcionen correctamente.

De lo anterior se deduce que la cura para cualquier enfermedad está dentro de nosotros, pues si transformamos esos patrones mentales y emocionales negativos en pensamientos constructivos, optimistas y en emociones estimulantes y elevadas, vamos a impactar el funcionamiento de nuestros órganos.

Esto no es un llamado a abandonar los cuidados médicos si estamos tratando alguna dolencia, por el contrario, es una invitación a colaborar con el tratamiento médico con una actitud positiva frente a la vida, con un sentimiento de aprobación y amor hacia nuestro cuerpo y con una inmensa gratitud por todo lo bueno que nos puede enseñar una enfermedad al recorrer el camino de regreso a nuestro natural estado: la salud.


Fuente: IDH YOGA RAM Monterrey